sábado, 12 de abril de 2008

Convesaciones con Antauro Humala

Este articulo lo he sacado de: http://www.reporterodelahistoria.com/2008/03/conversaciones-con-antauro-humala.html la cual se las recomiendo.


Leyendo "Conversaciones con Antauro Humala" de Pedro Saldaña Ludeña, uno no puede menos que sentir cierto estremecimiento, cierta desazón al recorrer sus páginas. Porque quien pretenda sustraerse del problema en ciernes que este libro plantea so pretexto de que está preso, o quien quiera resolverlo simplemente calificándolo de loco, se equivoca de extremo a extremo y además se equivoca dos veces. Primero, porque nadie puede pasar por alto la presencia gravitante que el 'nacionalismo' y este personaje desempeñan en la política peruana; y segundo, porque quien crea o quiera creer que Antauro Humala está loco que lo haga por su propia cuenta y riesgo, y responda luego por su miopía política.
Porque este hombre no está loco, de ninguna manera. No sólo está en pleno uso de sus facultades mentales, sino que además da muestras de una lucidez en sus análisis políticos que ya muchos de nuestros políticos quisieran tener. Lo que sucede es que su discurso es abiertamente xenofóbico, racista y machista y de ahí su inmediato rechazo, pero no por ello deja de ser un discurso político que en las últimas elecciones logró un caudal de votos tan alarmante que el país entero decidió darle otra oportunidad al único político peruano al que tal vez no le hubiera dado ni el saludo. Leyendo este libro, decía, he sentido el mismo estremecimiento que la lectura de "Mi Lucha", de Afolf Hitler, me produjo en la adolescencia. Una comparación que en este caso no resulta ni injustificada ni gratuita.
No son las delirantes respuestas de un enajenado las que recoge este libro. Tampoco los desvaríos de un mayor venido a menos con ínfulas napoleónicas. Mucho menos las papurrechadas de un ideólogo de cafetín. Lo suyo, hay que decirlo bien claro, es un proyecto político. Delirante y caótico, verborreo y pretendidamente gradilocuente, pero proyecto al fin y al cabo. Y quien no quiera entenderlo así corre el riesgo de cometer la misma estupidez que cometieron los alemanes cuando escuchaban las mismas monsergas de los nazis en al década del 20 del siglo pasado. Locos e ilusos los llamaron, perdedores buscando revancha los tildaron, pero ya sabemos luego qué fue lo que hicieron y cómo acabaron. La comparación, repito, no resulta ociosa por donde se le mire. Todas sus respuestas están plagadas de esa mezcla de pirotecnia verbal y virulencia ideológica que antes que descalificarlas deberían hacernos pensar en qué pretenden los 'etnocaceristas'. Y más aún en el cómo. Porque la pretendida vuelta, el retono al idílico paraíso tahuantinsuyano es apenas lo anecdótico de su discurso. Sino, miren a Chávez (tan afín a los Humala) y lo ocurrido los últimos días. Todo su bolivarianismo se fue por el caño, por el sumidero de la historia. En cuanto tuvo oportunidad y pretexto hizo suyo un pleito ajeno y movilizó tropas. Sus afanes expansionistas, ideológicos y territoriales, han quedado más que en evidencia. Y así de anecdótico, verborreo y amenazante suena el menor de los hermanos Humala. Las 448 páginas de este libro lo demuestran. Nos lo advierten.Pero si algo hay de grave y amenzante, de inaceptable en las páginas que comentamos, en las respuestas de este libro, lo es la coartda política, la justificación política que se pretende lograr con él y que no es otra que la justificación del terrorismo como una justificcación del 'Andahuaylazo'. ¿O es al revés? Juzguen por ustedes mismos algunas de las respuestas más polémicas, por decir lo menos, del responsable de cuatro policías muertos la noche de Año Nuevo del 2005:
"A decir verdad, solamente existen - en el verdadero sentido de la palabra - tres partidos políticos en el país: el Apra, Sendero Luminoso y el Etnocacerista. Todos cuentan con ideología, martirologio histórico y militancia cuajada"."[Los senderistas] son gente decente y hasta de vena artística, como es el caso de mi amigo Inchaústegui"."Los vencedores escriben la historia; te aseguro que si se hubiera impuesto, vía la lucha armada (tal cual se impuso en Ayacucho y Junín la República Criolla), la llamada República Popular de Nueva Democracia, las cárceles estarían repletas de 'terroristas uniformados' y de saco y corbata que cometieron decenas de Acconmarcas, Cantutas, Barrios Altos, Frontones, etc."."[Morote y Cox] Son personajes correctos, estudiosos y que mantienen la dignidad del preso político [sic]... Podrán estar vencidos, pero definitivamente no rendidos, gracias al ideal que mantienen"."Bueno, a mí hasta ahora no me han 'aterrorizado' [los terroristas]. Creo más bien que Sendero se preocupó muy poco en contrarrestar el bombardeo de 'clichés' que le impusieron incesantemente los medios de desinformación masivos...".
Podría seguir citando más clarinetazos de advertencia, pero creo que la idea (la intención, sería mejor decir), está más que clara. Este libro es un aviso, un gran y tenebroso aviso. Porque, para finalizar con la última comparación, cuando Hitler ingresó a la cárcel, ya estaba infecto de racismo y revanchismo 'nacionalista'. En la acárcel lo que hizo fue perfeccionar su discurso y allanarse al juego denocrático participando en procesos electorales, para luego hacer lo que le viniera en gana con la democracia. Tal y como ha hecho Chávez una vez que llegó al poder. Tal y como pretendió su hermano cuando no se desmarcó ni una sola vez del presidente venezolano cuando éste metió sus antiimperialistas narices en asuntos peruanos. Tal y como el propio Antauro pretende tal vez hacer cuando salga de prisión (pág. 164). Estamos avisados.